Antes
y después de la villa.
Como hemos mencionado
anteriormente, llegamos a un lugar inhóspito: la villa estaba rodeada de viñas
y parcelas privadas, era un sitio campestre, prácticamente inhabitable. A
medida que fueron llegando los vecinos, se comenzó la construcción de las casas
al estilo “minga”, es decir, cada fin de semana se iba rotando en la casa en la
cual se trabajaría con todo el esfuerzo que ello implicaba ya que todos
laboraban de lunes a viernes en la constructora Desco y los fines de semana trataban
de hacer cundir el tiempo para avanzar con sus hogares. Hubo muchos vecinos que no fueron capaces de
acostumbrarse a la difícil tarea de salir adelante y decidieron vender sus
terrenos, los cuales fueron comprados por trabajadores de Sindelen.
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